Usando el tiempo como pluma, el contorno dorado evoca la luz de la mañana, el relieve artesanal de hoja de acanto tiene una temperatura tridimensional de 0,3 mm y el revestimiento de nácar es tan fino como la arena estrellada, mientras la luz y la sombra fluyen. La sobria combinación de colores, oro champán y blanco cálido, complementada con la textura de un antiguo frotado, combina la solemnidad de Versalles con la filosofía moderna de la pureza. Ya sea como fondo de la sala de estar o como faldón de la pared del dormitorio, cada curva es una traducción contemporánea de la estética clásica: sin apilamientos complicados, con solo una mirada, el espacio se tiñe de un encanto aristocrático que nunca se desvanece, y cada giro se percibe con el eco de la elegancia.